sâmbătă, 5 ianuarie 2013

Artes combinadas


- Gonzalez, digame... ¿que piensa de esta situación?-
- Una reverenda mierda, si se me permite ser tan franco... -
- ¿Usted Ramirez?-
- Casi igual que Gonzalez a excepción de una cosa -
- Díga usted...-
- Aquellas manos del fondo deberían estar puestas sobre aquel baúl de caoba y no sobre el muslo de esa señorita, lo cual me parece impropio.-
- Excelente... ya casi estamos entonces. Vaya al fondo y pongalas donde dijo. -

El sargento miraba complacido su obra casi completa. Ramirez no lograban entender del todo bien pero sucumbía ante las exigencias de su superior. A Gonzalez le importaba un pepino.

- Ahí esta, va bien... Revisen todo una vez más, no quiero llamar al Coronel y llevarme una ingrata sorpresa... Todo debe estar PERFECTO.-
- Sargento, no logro entender aún cual es el fin de este espectaculo tan aberrante- dijo Ramirez indignado.
- Comprenderlo no es una de sus funciones, mi amiguito... -
- Pero es que... ¿porque tantos muertos? digo... ¿eran necesario taaaaaaaaaaaantos cuerpos para llegar a horrorizar a un eventual espectador? ¿No le parece que con uno o dos era suficiente?-

Gonzalez, saboreaba mientras tanto una manzana, sentado comodamente sobre un cajón de madera.

- Es que no logra vislumbrar aún la monumentalidad de la obra, y SI... eran necesarios tantos cadáveres, para lograr esa sensación de excremento esparcido por las calles, esa peculiaridad estética que busca nuestro Coronel... ¿de que otra forma sino?-
- ¿Que tal con excremento?- dijo timidamente Ramirez.
- mmm... ehmmm... ¡MAGNIFICA IDEA! ¡Gonzalez! Vaya, vacíe 2 letrinas y traiga el balde lleno de la mierda mas repugnante que encuentre.-
- De acuerdo... -

Gonzalez se levantó de golpe de su asiento y salió trotando torpemente, moviendo sus brazos con un swing irrisorio.

- ¿Asi que a toda esta podredumbre le vamos a hechar mierda encima?-
- ¡Por supuesto! queremos impresionar... ¿o no?
- Si usted lo dice...-

Volvió Gonzalez al cabo de diez minutos con dos baldes chorreantes que parecían deshacerse en la arena. Los colocó frente a Ramirez y fue en busca de una pala. Mientras esperaban el Sargento comenzó a morder ansiosamente sus uñas.

- ¡Es que tarda demasiado! ¡Yo soy un artista! Por la Virgen María, yo no puedo esperar más. Ramirez pongase MANOS A LA OBRA, si entiende lo que digo...-
- ¿Realmente debo tomar eso con las manos?-
- Pues claro... es una orden. ¡Además la mierda se lava!-

Ramirez hacía tiempo para ver si volvía Gonzalez. Parecía como hecho a propósito. El Sargento se impacientaba cada vez más.

- !VAMOS! ¡Que ya he perdido la paciencia! Ponga inmediatamente los brazos en ese balde.

Ramirez obedeció, poniendo primero el dedo índice como quien prueba el agua antes de zambullirse y luego metiendo el brazo entero. Contuvo sus ganas de vomitar y sacó un gran montón de heces que colocó prolijamente sobre la cara de uno de los muertos.

- ¡CON RABÍA, CON FURIA!- gritaba el sargento. Alentado por su superior Ramirez terminó el trabajito al cabo de 15 minutos, el tiempo justo para que Gonzalez volviera con la pala y encontrase a Ramirez empapado en mierda. No pudo evitar soltar una risotada.

- Ahora estamos listo para llamar al Coronel. Gonzalez, marque ese teléfono. -

El coronel apareció inmediatamente y no pudo menos que contemplar maravillado la obra del sargento. Con los ojos bien abiertos, escupió una felicitación.

Niciun comentariu:

Trimiteți un comentariu